domingo, 11 de julio de 2010

VOLAR



Dentro de unas horitas, justo cuando el histórico partido que disputará nuestra ahora más que nunca querida selección española "La roja" llegue al descanso, tendrá lugar la que previsiblemente se convertirá en la más fascinante experiencia de mi vida (hasta el momento, claro está). Por fin, una vez pasado el cuarto de siglo tendré ocasión de subir a un avión y vivir en mis carnes la sensación de grandeza tan perseguida por el ser humano durante tanto tiempo: volar. Y no aterrizaré en cualquier sitio, no. El vuelo 8364 de la compañía irlandesa RYANAIR me llevará hasta la capital europea de la música (culta), ciudad sede de prestigiosos equipos como el Arsenal, Chelsea, Totenham, Fullham, etc; ciudad que fue residencia de insignes como Benjamin Britten o Henry Purcell; capital de Inglaterra y Reino Unido: LONDRES.




¿Que qué se me ha perdido allí? Pues una mezcla de intento de perfercionar mi manejo de la lengua más utilizada en el mundo (he tenido que decirlo porque oficialmente es el principal objetivo del viaje y para ello el presidente de la nación se ha congratulado, a pesar de la crisis, concediéndome una beca de unos cuantos €uros, qu epor cierto aun no me ha ingresado), mi inquietud por hacer cosas diferentes (esa inquietud que tan oculto debo tener pues a los que me conoceis os cuesta tanto ver), la necesidad de contentar a la parienta (si, todo hombre -o quizás toda persona humana- la tenemos y yo no me iba a escapar) y el dejarme llevar por el empuje de mi querido compañero de clase y ex-compañero de piso, que como María (mi parienta) tenía también muchas ganas de dejarse caer por ahí.



He de reconocerlo. El miedo me entra por la planta de los pies y recorre todo mi cuerpo hasta salir por los oidos. Máxime ahora, porque aunque parecía que nunca iba a llegar el momento la cuestión es que las maletas están preparadas y todo listo. ¿Qué será de nosotros? Sea lo que fuere seguro que nos va bien. Bien porque es una experiencia nueva. De hecho a pesar del canguelo, por momentos deseo que las cosas se compliquen porque es la primera vez que salgo al extrangero y cuanto más dicicil me sea el adaptarme y el hacer frente a imprevistos más experimentado estaré para futuras salidas que seguro se producirán en años venideros. Veré museos, veré los respetables Conservatorios Superiores que están a la cabeza de Europa, parques, ecificios emblemáticos y hasta una iglesia con cuatro órganos, entre otras cosas... sólo de pensarlo me dan entran ganas de llegar ya. Pero la cuestión es que no creo que me conforme con esto. Seguro que cuando esté de vuelta con el miedo perdido empezaré a programar viajes, para el momento y con la frecuencia que trabajo y dinero permitan, al resto de ciudades que me esperan, que ansioso estoy por ver y que hasta ahora ni me había planteado visitar por el miedo al avión y a lo desconocido: París, Roma, Venecia, Viena, etc.



Ahora mismo estoy tanquilo pero tengo absoluta seguridad de que conforme vayan pasando las horas me iré poniendo más y más nervioso (de hecho son las 4:41h. y no tengo nada de sueño). Por eso, si hay alguna persona que lea este blog y en concreto este post, os ruego me deseeis suerte que probablemente la necesite. Y si de camino alguien me hace llegar un sms con el resultado del partido de España justo cuando termine, le estaría más que agradecido.



Iré contanto más cosas conforme pasen los días.



Saludos.

1 comentario:

  1. De quienes conforman mi pequeño mundo particular, eres de los que más cerca me gustaría tener, y a la par de los má escurridizos hasta vía telefónica. Aún así no te preocupes, que seguiré estando ahí.

    Me alegra ver que te inicias en el ejercicio de la escritura en la red, y la par mucho más el ver que tienes al alcance uno de los sueños de cualquiera que necesite moverse por el mundo y ver cosas para sentirse vivo, viajar. No he de decirte que, de estar a mi alcance, yo mismo cambiaría el hornillo de butano este donde vivo por subir a un avión y poner los pies en cualquier parte. Por el momento he de conformarme con ir cumpliendo otro sueño no menos anhelado: mudarme por fín y olvidarme de este piso y todo lo que circunstancialmente lo rodea -ya me entiendes-.

    No he de decirte que intentaré, en algún hueco mientras cargo y descargo trastos camino del apartamento, hablar contigo por teléfono -de paso para tirarte de las orejas por andar concertando desde febrero una cita que no llega-. Por si acaso queda en el intento, suerte y a aprovechar esa experiencia.

    Un abrazo y cuidado en la pérfida Albión.

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