sábado, 26 de diciembre de 2009

El monte de las ánimas

Acabo de leer uno de los relatos del romántico Gustavo Adolfo Becquer. Me lo ha recomendado esta misma tarde mi buen amigo Pedro y, como no podía ser menos, me ha encantado, como todo lo que desde hace unos años me anima a leer, escuchar o ver.

Y este relato da que pensar: ¿quién, como Alonso, no ha hecho cosas hasta aquel momento impensables por tal de agradar o conquistar a su propia Beatriz?, ¿quién, no ha dejado nunca el miedo a un lado y ha atravesado oscuros caminos (aunque sean de asfalto)? Yo desde luego no he sido menos valiente que él, pero si he corrido mucha mejor suerte. Muy lejos de abandonar el mundo de los vivos he cambiado mi vida por nuestra vida. El miedo no ha cesado del todo, pero a cada momento ella está ahí para hacerme sentir que vale la pena...


...eso es, vale la pena.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Más ley, menos humo

Las lagunas de la actual norma antitabaco y la evolución social propician su reforma.
Cuatro años de una ley ampliamente incumplida es tiempo suciciente como para abrir un debate sobre sus carencias y su necesaria reforma. Así lo ven la titular del Ministerio de Sanidad, el Congreso de los Diputados y la mayoría de los españoles: hasta el 70% de la ciudadanía está a favor4 de la prohibición total del consumo de tabaco en todos los lugares públicos cerrados, endureciendo la norma.
La ley antitabaco que entró en vigor el 1 de enero de 2006 permite fumar en los bares pequeños (de menos de 100 metros cuadrados). Algunos Gobiernos del PP, como los de la Comunidad Valenciana y Madrid, no han perseguido nunca las infracciones y liberaron a los establecimientos más grandes de la obligación de separar con barreras físicas las zonas de fumadores de las de no fumadores. El resultado, favorecido por las lagunas de la ley, es que no hay una norma clara que los ciudadanos puedan esgrimir para exigir su cumplimiento y que en el 90% de los bares y restaurantes o se puede fumar o no hay áreas reservadas al humo.
Con la entrada en vigor de la norma se redujo modestamente la venta de tabaco y el porcentaje de fumadores está en torno al 24% de los mayores de 18 años. Pero analizada en perspectiva ha demostrado consecuencias positivas en el terreno sanitario y social. En su primer año de aplicación se registró una menor incidencia de infartos y los españoles fuman, en general, más moderadamente que antes. La mayoría de los centros de trabajo (excepción hecha de los de ocio) han quedado liberados del humo y se han despejado los temores de crispación social. Entre los extremos que clamaban contra la nueva inquisición y los fundamentalistas antitabaco se ha instalado una aceptable convivencia y unos hábitos de respeto antes inexistentes. Consecuencia de la ley es, en definitiva, un cambio de mentalidades que favorece un debate mucho más sosegado que el que se produjo en 2005 y el apoyo popular con que cuenta una reforma que promulgue una prohibición drástica y, por tanto, nítida.
El Ministerio de Sanidad ha prometido acometer la reforma durante el primer semestre del año entrante. La prohibición total del tabaco en todos los establecimientos públicos cerrados homologaría a España con otros países europeos y aplicaría las recomendaciones que partieron en su día de Bruselas.
Neutralizada la industria tabaquera, menos activa que en el pasado, escollo importante es el sector hostelero, que calcula en 11.000 millones de euros sus pérdidas en 2010. Hay estudios que sostienen que ni aquí ni en otros países las medidas antitabaco han lesionado sustancialmente sus intereses. Su inquietud es legítima, pero dificilmente asumible frente a la debida protección de la salud pública y la voluntad ciudadana y sus representantes políticos. Al menos, con la reforma, el supuesto perjuicio será igual para todos, dado que ahora sólo los grandes bares y restaurantes están concernidos.

martes, 8 de septiembre de 2009

r e w a l i t o s

... como ves, se me acumulan las cosas que os tengo que dar. ¿¿Me recibireis con besos y abrazos??

miércoles, 22 de julio de 2009

la realidad deja de existir


Para entonces, claro está, la niña ya no echa de menos a la muñeca. Kafka le ha dado otra cosa a cambio, y cuando concluyen esas tres semanas, las cartas la han aliviado de su desgracia. La niña tiene la historia, y cuando una persona es lo bastante afortunada para vivir dentro de una historia, para habitar un mundo imaginario, las penas de este mundo desaparecen. Mientras la historia sigue su curso, la realidad deja de existir.


martes, 21 de julio de 2009

Diferencias


A primera vista, apenas teníamos algo en común. Nuestros orígenes eran completamente distintos (católica urbana, judío de las afueras), y nuestros intereses divergían en casi todos los aspectos. Joyce no tenía paciencia para los libros y no leía nada en abso¿luto, mientras que yo rehuía toda clase de esfuerzo físico y aspiraba a la inmovilidad como el no va más de la buena vida. Para Joyce, más que una obligación, el ejercicio era un placer, y los fines de semana su actividad preferida consistía en levantarse a las seis de la mañana el domingo para ir a montar en bici por Prospect Park. Ella todavía trabajaba, mientras que yo estaba jubilado. Joyce era optimista, y yo un cínico. Ella había sido feliz en su matrimonio, mientras que yo..., pero dejemos eso. Prestaba escasa o ninguna atención a las noticias, y yo leía detenidamente el periódico todos los días. De niños, ella había animado a los Dodgers, mientras que yo jaleaba a los Giants. A ella le gustaban el pescado y la pasta, mientras que yo era partidario de la carne y las patatas. Y, sin embargo -¿qué puede haber más misterioso en la vida humana que ese sin embargo?-, nos entendíamos de maravilla. La mañana en que nos presentaron (iba por la Séptima Avenida, con Nancy) sentí una atracción inmediata hacia ella, pero no fue hasta nuestra primera conversación larga en el funeral de Harry cuando comprendí que podía saltar una chispa entre nosotros. En un acceso de timidez, fui aplazando el momento de llamarla, pero entonces, a la semana siguiente, ella me llamó un día para invitarme a cenar a su casa, y ahí fue cuando ligamos.

miércoles, 15 de julio de 2009

Viaje de regreso

El cuchillo cayó al suelo. El espectro había avanzado, sin alterar el aire a su alrededor, y la había agarrado por la muñeca. Eva, sobresaltada, levantó la vista. Las campanas de la iglesia comenzaron a tocar, escuchó el aleteo de unas palomas que escapaban, y, como un rumor lejano, los propios latidos de su corazón, que golpeaba enloquecido en las sienes.


-Ven -dijo Adrián, con la misma voz con la que entretenía en aquellas noches en las que Paula llegaba tarde-. Ven -insistió, tirándole de la muñeca-. ¿O tienes miedo de los muertos?


Eva se dejó llevar. y entonces, mientras abandonaba la casa guiada por la nada, por una voz y una presencia que sólo ella podía ver, comprendió al fin que no era la venganza, ni el amor no correspondido, ni siquiera el ansia de cariño lo que habían traido de vuelta a Adrián. Tampoco, como creía Paula, vino porque supiera que ella le había amado siempre, desde el primer día del verano en que cortejó a su hermana.


Había acudido a ella porque su viaje se había interrumpido, porque aún entre los huesos en los que se habría convertido habitaba suficiente fuerza como para cumplir una promesa; pero que el orden se había invertido, que no era ya Paula la primera que iniciaría el viaje, sino ella, Eva, la que caminaría junto a Adrián a lo largo de los senderos, apostada entre los árboles, cruzándose con loscampesinos que no los verían. Eva debía ir la primera. Porque luego, entre los dos, prepararían la llegada de Paula como se merecia. Sí, más adelante, enviarían a buscar a Paula.


domingo, 3 de mayo de 2009

. . .y Casillas de portero







. . . y todo esto a pesar de que el cagómetro echaba chispas, de la épica remontada del Madrid, de que la liga recordaba a la de hace dos años, al hack-trick que iba a meter Raul (como el que le metió al Sevilla), y sobre todo, a que Casillas estaba de portero.
. . . suerte para el próximo año. . .



lunes, 27 de abril de 2009

CEUD MILE FAILTE (I)


El verano ha terminado en la isla, aunque aún nos encontremos en agosto. Los pescadores se retiran, cierran las casas de madera y la taberna, y cruzan el mar, a Lochboisdale; la mayoría vive allí. No habrá más merlangos ni cangrejos hasta la siguiente temporada, hasta el siguiente junio de buen tiempo.






Nosotros continuamos aquí. Así lo ha querido Royd, que desafía medio desnudo a la lluvia y al tiempo gris, con los labios apretados mientras corre. no nos iremos hasta que su pierna mejore. Y, mientras tanto, nadie debe molestarle; cuando regrese, nadie debe enterarse de qué le ha mantenido lejos.




No hay nada que hacer, salvo las maletas, y yo ordeno la casa y la desordeno, busco en las alacenas, y luego, temerosa de que él descubra mi impaciencia, coloco todo nuevamente en su sitio. Él, Royd, corre todas las mañanas durante dos horas. En qué se ocupa luego, hasta que regresa, no lo sé.




Royd sabe, Royd se ocupa de su vida, y cuida de la mía. Cuando he terminado de llenar las maletas las vacío con parsimonia y coloco de nuevo la ropa en los armarios. Sacudo el felpudo, Ceud mile failte. Tal vez, dice Royd, yo debiera salir a correr con él; la lluvia menuda, el frío lento que se cuela entre la ropa y la empapa apenas me permite moverme. De vez en cuando me acerco a la ventana. Deshago las maletas. Me siento.




La lesión de Royd, eso aseguraron en Madrid, no es grave. Siempre la misma: la pierna, viciada, cede por idéntico lugar. Por eso Royd conoce su remedio mejor que ningún médico ni entrenador. Sabe cómo manejar la pierna rebelde, y no le asusta el dolor, lo busca, a veces, si cree que eso puede mejorarle. Sea como sea, Royd debe volver a las pistas en la próxima temporada. Sólo eso importa. Al resto, el dolor, la soledad, el verano lluvioso en la isla abandonada, no le presta atención. De vez en cuando, pese a que ya pocas veces me roza, también se vuelve a mí.




Aun así, yo le importo. Más que sus hijos, a quienes hace meses que no ve. Más, por supuesto, que su mujer, a la que ya ni siquiera recuerda. Bajitos, enclenques. Ha sido a mí a quien ha traído a la isla, a la única casa que permanecerá habitada en lo sucesivo, porque los pescadores han partido esta mañana, a la hora a la que Royd ha marchado, cuando le he despertado de su sueño en el sofá, y han dejado sobre el mar unas estelas turbias. A veinte minutos queda Berneray, y el ferri pasa por allí tres veces por semana. Si necesito algo, debo pedirle a Royd que me lleve a Berneray. Encerrados en esa palabra, ferri, está la gente; más al sur, el sol. Royd no quiere ceder, no tolera que su entrenamiento se interrumpa, y yo no sé contradecirle. Me acerco a la ventana y veo cómo el invierno ha llegado ya en agosto. Hasta ahora, durante la mañana el cielo se aclaraba. Durante estos dos meses la lluvia apenas ha aparecido, sólo la niebla, a veces el mar mismo, los dedos insidiosos del mar se han colocado sobre las peñas peladas. No he visto brezo, ni ovejas; así imaginaba yo este lugar, con lagos bordeados de brezo y lana, y prados verdes, y límites de pizarra. Y las gaviotas. No hay brezo. Ni lagos. Apenas unas gaviotas desabridas. Peñas moteadas de mejillones enanos. Algas parduscas que mueren en las orillas.




Durante estos meses, nadie aparte de Royd hablaba conmigo. Cuando yo bajaba a comprar algo a la taberna, señalaba con un dedo las latas. No entiendo lo que dicen; su acento me confunde, y me avergüenzo de mi inglés. Royd se dio cuenta de ello, Royd sabe tantas cosas, y desde entonces, para ahorrarme la vergüenza, él traía las compras, y yo deshago y ordeno maletas, y leo las letras impresas en el felpudo de la puerta, Ceud mile failte. Bienvenidos.




A veces, cuando no sé qué hacer, vuelvo el felpudo del revés, pero cuando Royd regresa encuentra de nuevo su frase de acogida, la comida lista, yo, que le espero, anhelante. Lee la frase. Come. No me roza, Debe vencer el dolor. Las distracciones. La pasión. Sólo eso importa.











... continuará















sábado, 25 de abril de 2009

* hoy no me puedo levantar *



...y fui a ver el musical, y lloré, y reí, me emocioné y disfruté como un niño. Sufrí de buenos recuerdos que se convierten en malos así como me alegré de los malos recuerdos que se convierten en buenos. A la vez veía un futuro peor que incierto como me sentía rodeado de niños tuyos.






...y se fortalecieron aun más mis ganas de volver a Madrid. No no no.... quiero decir mis ganas de volver contigo a Madrid (ahora). Y de no parar de escuchar ver y pensar en Mecano, aunque alguien que me gustaría que lo viera ya no está. Espero que de otra forma si que esté, porque además "vivo de la música" y él quería verlo. Se fue hace 13 años y no había sentío esto hasta ahora, pero es que necesito tanto hablar con él... sólo quisiera 5 minutos que me dieran tiempo a contarle que me emocioné en el músical, que me gustaría compartir con él impresiones del mismo y finálmente que pudiéramos contarnos el uno al otro alguno de aquellos chistes tan malos que tantos nos contamos en los recreos. Ojalá algún día me encuentre con él en el cielo.






...y a ti darte las gracias por llevarme a tantos sitios, por haberme hecho descubrir toda esta pequeña parte de mundo que yo desconocía (si quieres, juntos seguiremos descubriendo mucho más), por abrazarme, por amarme, por sentir que sin mi no eres nada, y por los ratitos de esta semana en los bares y en mi casa. Cuando tengamos 2 o 3 o 4 soldaditos nos vamos a comer el mundo, ¿vale?






U P N

domingo, 8 de febrero de 2009

"¿Se puede tener una relación amorosa sin sexo?"
Puede haber sexo sin amor, pero -aunque hay amores platónicos- es muy difícil que vivamos una relación amorosa sin deseo erótico y sexo. El sexo no es algo que tenemos o que hacemos, es lo que somos, ya que una persona es un ser sexuado.

"Mi novia está casi todos los días muy cansada para las relaciones eróticas, o eso dice (pero no está cansada para planchar o ver la tele). Asegura que me quiere mucho, pero nuestra vida sexual es cada vez más aburrida. ¿Qué podemos hacer?"
Al parecer, tu novia va posponiendo el deseo sexual para otro momento, para otro día... Es una trampa, pues asocia la motivación a circunstancias como no estar cansada, y eso es algo que, probablemente, no sucederá, ya que su "cansancio" forma parte de la relación que tenéis. Puede que relacione la relación sexual con un "trabajo" que la desgastará y cansará más, pero, al contrario, las relaciones eróticas deseadas nos relajan y, a la vez, nos recargan. Tenéis que hablarlo.


El País. Viernes 23 de Enero de 2009
Consultorio Vampirella