miércoles, 28 de septiembre de 2011

MENTES CERRADAS. TRIUNFO Y DERROTA

Hacía ya mucho tiempo que no me dignaba a dejar por aquí unas palabras, pero hoy me ha venido una interesante reflexión a la mente. Estoy seguro de no ser el primero ni el último en pensar esto, pero aun así, no soy capaz de resistirme a la tentación de compartirlo.

No han sido pocas las veces que he tenido que escuchar a individuos que, demostrando no tener mucho talento y, bajo mi punto de vista, nada de gusto musical, no sólo han mostrado indiferencia sino que han tenido a bien vanagloriarse de su escaso, o tal vez nulo, interés por la música clásica. Se han referido a la misma como aburrida, triste, vacía, sin sentido, lenta, sosa, de pijos, de tontos… y así hasta mil calificativos descalificativos más, incluidos otros mucho más ordinarios y chabacanos.

Sin embargo, es excitante ver como algunos de estos individuos vibran cuando en el film El discurso del rey, ganador de no se cuantos Oscars suena el segundo movimiento, Allegretto, de la Séptima sinfonía en La mayor del genio Beethoven. Mejor aún, ver como se les eriza el pelo cuando su equipo favorito juega un partido de Champions League y antes de comenzar, en el descanso y cuando termina, suena el himno Zadok de Priest de G. F. Haendel.

Como estos dos hay muchos más casos, que sin quererlo ni beberlo, suponen para mí todo un triunfo y por el contrario también una derrota. El triunfo de saber que El discurso del rey no hubiese gozado de tanto éxito si no fuera por el acertadísimo acompañamiento musical y que aunque no sean conscientes de ello, los detractores de la música culta no tienen más que rendirse a la evidencia. Por otro lado el saber que es más que improbable que mis nietos escuchen a Bisbal, Baute, Ubago y “artistazos” musicales similares, pero sí que disfrutarán de los maestros y se alimentarán intelectualmente de su legado. ¿Mi derrota? Que no haya forma humana posible de hacer que a estos garrulos –con perdón– no les lleguen aquellas delicias musicales de las que para nada son merecedores.

lunes, 30 de mayo de 2011

La suerte o la muerte*

Buenos augurios en una tarde parcialmente nublada y no demasiado cálida en la Plaza de toros de la Real Maestranza en el día de ayer. Cuando el reloj marcó las siete, llevando a gala la puntualidad presente durante toda la temporada, D. Fernando Fernández-Figueroa, dejó caer el pañuelo blanco sobre el balcón de la presidencia dando así comienzo la que se presumía otra gran tarde de toros en Sevilla.

Radiante, como siempre, sonaba la banda de música del Maestro Tejera, mientras se abrían las puertas que daban acceso al ruedo a los protagonistas que así iniciaban el paseíllo y, por primera vez, los aplausos del respetable envolvían la plaza creando el ambiente propicio para el disfrute de los presentes.

Pasado el minuto de silencio en memoria del ganadero Luis Núñez Moreno, el novillero mejicano Sergio Flores, al que se podía ver por primera vez en la capital de Andalucía, sintiose perfectamente arropado por sus compatriotas, familiares quizás, que dejaban ver varias banderas de su país a lo largo de la plaza.

Los compañeros de cartel del espada sudamericano pasaron sin pena ni gloria en los dos primeros toros de la tarde, y con el tercero llegaron los mejores momentos de la corrida. Tras algún pase cuyo nombre desconozco –perdón por mi incultura taurina- sonaron el pasodoble Manolete y una sucesión de olés y cálidos aplausos. Finalmente, el novillero no falló con la espada y consecuencia de las peticiones del público que de inmediato se puso en pie y deslizó por el aire numerosos pañuelos blancos, obtuvo el premio más deseado: una oreja. Explosión de júbilo en la plaza, especialmente alrededor de las banderas de Mejico. Vuelta al ruedo de Sergio Flores envuelto con una de estas banderas sobre los hombros y con extrema felicidad reflejada en su cara. Sin duda alguna, esta era su tarde.

De nuevo una actuación más que discreta del sevillano Martín Núñez en el cuarto toro y con el quinto, segundo del lote de Miguel Giménez, llegó lo que nadie esperábamos. Crecido por su actuación anterior, Sergio Flores se dispuso a hacer el quite. Un par de pases también muy aplaudidos por el público, pero cuando se disponía a hacer el tercero, Lagartijo, un novillo de 465kg. de la ganadería de Salvador Guardiola, característico por su facilidad para saltar y que llamó la atención de todos por sus marcas blancas en la parte de debajo de las patas que bien parecían calcetines, impactó directamente en el cuerpo del torero, con la mala suerte de que el capote le cayó encima y el astado se ensañó con él. Banderilleros, demás espadas y todo el que pudo, saltó a la plaza para llevar a Flores, ya inconsciente, en brazos a la enfermería.

Conmoción en la plaza mientras continuaba la lidia de Lagartijo. Cerca de donde yo estaba alguien creía haber visto sangre en el cuello del novillero. Mucha gente sintonizaba la radio en busca de noticias con la más que vaga esperanza de que el herido estuviera bien.

Nervios en torno a la puerta de la enfermería, donde no paraban de entrar y salir apoderaos, miembros de la cuadrilla del mejicano, etc. El respetable observaba tímidamente la faena de Miguel Gimenez con la mente en otro sitio. Unos en la enfermería, otros en la radio, incluso otros pensando ya en la fatal noticia reflejada en los periódicos del día siguiente. Era una verdadera lástima que la que iba a ser la gloriosa tarde de un novillero sudamericano a la conquista de la ciudad hispalense, terminara de esta manera.

Pero en este caso no fue la muerte sino la suerte la que vino a ver a Sergio Flores y mientras el valenciano Giménez intentaba acabar con la vida de Lagartijo, descabello en mano, un atronador aplauso anunciaba el milagro. En compañía de uno de los doctores, aunque no sin síntomas de aturdimiento, el mejicano volvía al pasillo de la plaza por su propio pie.

Estaba bien, de hecho lidió con más ganas que nunca al último toro de la tarde. Otra buena faena para el recuerdo. No estuvo acertado esta vez con la espada y eso le privó de un premio mayor, pero el diestro pudo escuchar una ovación que seguro, fue más importante para él que la que recibió tras la oreja del primer toro de su lote, incluso más importante que si hubiera salido por la puerta grande.

Sergio Flores, con apenas veinte años triunfó en la Maestranza, se ganó el cariño del respetable y, sobre todo, triunfó sobre la muerte. Una tarde para el recuerdo.

*La suerte o la muerte, es el título de una obra literaria en la que el académico Gerardo Diego dedicó unos poemas de inestimable valor al desaparecido Manuel Rodríguez Sánchez Manolete.

domingo, 16 de enero de 2011

Tráfico en la ciudad de Sevilla

Como cada vez somos menos los que pagamos hemos de hacerlo con cantidades más grandes. Es la triste conclusión a la que llegué hace unos meses cuando por casualidad tomé asiento justo detrás del conductor en el bus urbano que me lleva desde cerca de mi casa hasta la esquina de mi pareja en la capital de la autonomía. Uno a uno los viajeros de las paradas siguientes iban subiendo al vehículo y a través del monitor que maneja el conductor pude ver los variopintos motivos por los que estos bonitos usuarios no tenían que rascarse el bolsillo para poder hacer el trayecto: Tercera edad (para personas mayores, obviamente), Bonobús bonificado (para desempleados y no se quién más), Bonobús joven (para quien la concejalía ve a bien expedirlo siempre y cuando el individuo esté empadronado en la ciudad), alguno más que no recuerdo y el que más me llamó la atención, o sea, Hijo de empleado. Si, la joven de unos 16 años con pinta de choni y que extrañamente portaba un casco, no pagó el bus porque es hija de un empleado o empleada. No soy ni mucho menos estadista pero haciendo uso de "la cuenta la vieja" calculo que alrededor de un 75% del personal que pude examinar no pagó. ¿Qué significa eso? Pues que los infelices que pagamos tenemos que invertir cantidades mayores cada año dejando a parte las crisis, la subida del carburante, del IPC, etc. De esta forma, cuando en el presente 2011 tomé por primera vez un urbano comprobé con desencanto que el precio del trayecto sin trasbordo ha subido a 0,64€ con tarjeta, no se a cuanto ascenderá el precio de un billete univiaje ni lo quiero mirar para que no me de miedo. Conclusión, más bicicleta y menos autobús, decidido... bueno, olvidaba que el alquiler de las bicis ha subido un poco. Si, un poco, concretamente de 10 a 25€. Todo una ganga señores.




¿Os parece poco? Bueno pues tengo más. Hace un mes entró en vigor el nuevo plan de tráfico del centro por el cual ningún vehículo no autorizado puede permanecer dentro de la zona delimitada más de 45 minutos desde las 8:00 hasta las 22:00 horas de lunes a sábado y además unicamente puede entrar y salir del casco histórico por los 2 o 3 sitios previstos y no por los tropecientos que podía hacerlo antes. ¿Que cuáles son los vehículos autorizados? Pues los de los residentes, los comerciantes, los usuarios de parkings públicos, los clientes de hoteles, etc. Ahora viene la pregunta: ¿los que somos residentes eventuales con un alquiler de 10 meses tenemos derecho a adquirir la licencia que nos permite tener nuestro coche en nuestra puerta y poder entrar y salir por la calle que nos de la gana sin miedo a que nos cacen las cámaras? Por supuesto, siempre y cuando rellenemos la solicitud standard y la acompañemos del contrato de alquiler del inmueble y del recibo que demuestre que estamos al día en el pago del Impuesto Municipal de Vehículos del Ayuntamiento de Sevilla. En efecto, justo lo que estais pensando, yo no pago el popularmente conocido como sello del coche en Sevilla, es más, ni siquiera lo pago en Jódar porque el coche realmente es de mi padre, que por su condición de pensionista está exento del pago del impuesto en cuestión. Si, debería informarme de qué narices debo hacer para arreglar todo esto. Para eso simplemente tengo que levantarme cualquier día a las 6 de la madrugada y presentarme en la puerta de la oficina del distrito y hacer cola para que me den número con el que a eso de las 11 o 12 de la mañana me atiendan y me expliquen que pasos debo seguir. Vamos, que tengo que perder una mañana de trabajo (o de descanso) para que presumiblemente me digan que deje el coche donde me de la gana pero fuera de la zona centro porque como ya ocurría con el Bonobús Joven, no tengo derecho a nada si no soy ciudadano de Sevilla. Bueno si, tengo derecho a dejar todo el dinero que pueda.
En fin, todo aquel que se quiera que escuche un rato la canción del último anuncio del Seat Ibiza (creo que era ese). Se trata de Forever Young de Alphaville. Yo no la conocía pero me encanta.